lunes, 25 de febrero de 2019

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL | Vídeos Educativos para Niños

CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


Las consecuencias de esta revolución fueron múltiples: hubo un desarrollo acelerado en la industria metalúrgica y en la ingeniería civil. Con el desarrollo en estos dos campos se dio un auge en la fabricación de puentes y la construcción de túneles. Se acortó el tiempo de comunicación entre ciudades, se abrieron nuevos mercados y los productos agrícolas llegaban más frescos a las grandes ciudades.

Además, surgió la necesidad de asociar diferente: capitales, fue así como surgieron las Sociedades comerciales o Sociedades anónimas.
Con el tiempo se crearon grandes imperios industriales, como Krupp, en Alemania (Grupo siderúrgico); Schneider, en la siderúrgica francesa Vanderbilt, el rey de los ferrocarriles; Rockefeller, el rey del petróleo; Carnegie y Morgan, dueños de las acerías norteamericanas. Muchas de estas sociedades decidieron abrir mercados en Asia y América.
Con el fin de llevar a cabo el proceso de dominio y la expansión económica, fue necesario crear instituciones que financiaran las actividades industriales o comerciales, mediante la utilización de los dineros provenientes de ahorros o inversiones de particulares, industriales o el mismo Estado.
Los importantes cambios tecnológicos producidos durante el siglo XIX, se vieron coronados por los inventos desarrollados como consecuencia de la aplicación de los principios de la energía eléctrica.
La utilización de esta nueva fuente de energía abrió la época de grandes inventos: la bombilla eléctrica, el teléfono y la telegrafía inalámbrica; los rayos X, (descubiertos por el alemán Wilhelm Roentgen); el fonógrafo de Thomas Alva Edison, en 1877.
Además, se levantaron los primeros rascacielos, se ideó el ascensor (Frost), Alfredo Nobel inventó la dinamita (1866) y los hermanos Augusto y Louis Lumiére abrieron el primer cinematógrafo en París.

El auge de los ferrocarriles
La invención de la locomotora y el ferrocarril constituyó un momento culminante para la Revolución Industrial al facilitar el transporte y la comunicación entre regiones distantes. En 1814 George Stephenson inventó la locomotora de vapor y en 1825 utilizó la primera vía férrea de Inglaterra, trazada entre Stockton y Darlington. Europa y Norteamérica vivieron una verdadera fiebre de los ferrocarriles, que tuvo un pálido reflejo en Asia, África y Latinoamérica.
El desarrollo ferroviario fue, principalmente, resultado de la necesidad de transportar el carbón desde las minas hasta las ciudades.

La industrialización en Europa
Tras el despegue económico inglés, algunos países europeos iniciaron su proceso de industrialización, después de 1830. En Francia y Alemania surgieron las primeras zonas industriales y se construyeron vías férreas.
En Francia, la industrialización fue más lenta que en Inglaterra y menos mecanizada. Las fábricas se dedicaron especialmente a la producción de artículos de lujo.
Alemania pasó rápidamente de ser un país de regiones autónomas a constituir un imperio de rápido avance industrial. Esto fue posible gracias a una política de integración económica entre las regiones. Esta política de integración recibió el nombre de Zollverein.

Efectos sociales y culturales
La Revolución Industrial impulsó una nueva forma de capitalismo: el capitalismo industrial. Este acarreó profundos cambios. Veamos algunos:
 Los obreros o trabajadores de las industrias y la burguesía, propietaria de las máquinas y de las fábricas, surgieron con el crecimiento de la industria- Se comenzó a delinear entonces una nueva organización de la sociedad y nuevos conflictos sociales y políticos.
 El aumento de la población obrera y de los establecimientos industriales dio pie al crecimiento de las ciudades, que comenzaron a su vez a predominar sobre el campo.
De igual forma, la producción de artículos en serie, propia de la industria, generó fuertes cambios en la vida cotidiana y en la cultura, al originar una gran cantidad de mercancías o productos para el consumo.

ALGUNAS FECHAS ESPECIALES:
1779: Máquina de vapor (J. Watt)
1814: Locomotora (Georges Stephson)
1825: Primera vía férrea (Inglaterra)
1839: La fotografía (Daguerre)
1843: La máquina de escribir - La máquina de coser
1857: Teléfono (Antonio Meucci)
1885: Motor de gasolina- Automóvil Daimler
1895: Cinematógrafo (Lumière)

TALLER GRADO 11 FILOSOFÍA


Responde según su criterio los siguientes interrogantes:
1. ¿Cómo se hace un análisis, una síntesis, una argumentación?
2. ¿Qué es inductivo y deductivo?
3. ¿Cómo debe interpretar un texto, para evitar malentendidos?
4. ¿Qué proceso existe para que el ser humano pueda conocer algo?
5. ¿Cómo se origina el conocimiento?
6. ¿Hasta qué medida es posible conocer algo o alguien?


IDEAS PRINCIPALES

Ideas más importantes de la guía:

Método hermenéutico: La Hermenéutica es la ciencia de la interpretación (competencia a trabajar en las aulas de clase). El hermeneuta es, por lo tanto, quien se dedica a interpretar y develar el sentido de los mensajes haciendo que su comprensión sea posible, evitando todo malentendido, favoreciendo su adecuada función normativa.

(Tomado de: Morella Arráez, Josefina Calles, Liuval Moreno de Tovar, La Hermenéutica: una actividad interpretativa Sapiens. Revista Universitaria de Investigación, vol. 7, núm. 2, diciembre, 2006, pp. 171-181, Universidad Pedagógica Experimental Libertador- Venezuela)


Epistemología: Filosofía de la ciencia, estudia la validez del conocimiento científico. Una de las funciones de la epistemología en las ciencias sociales es estudiar el criterio científico de una ciencia.

Corrientes epistemológicas: Son análisis estructurados con puntos de vista determinado que estudian los problemas del conocimiento. Se pueden agrupar según el problema que intentan resolver:
a. ¿Es posible conocer?
·                     Dogmatismo:
·                     Escepticismo:
·                     Relativismo:
·                     Subjetivismo:
·                     Fenomenalismo:
·                     Pragmatismo

b. ¿Cómo se origina el conocimiento?
·                     Racionalismo:
·                     Empirismo:
·                     Criticismo:

c. ¿Cuál es la esencia del conocimiento?
·                     Objetivismo:
·                     Subjetivismo:
·                     Realismo:
·                     Idealismo:
·                     Fenomenalismo:                   

Análisis: 
Síntesis: 
Argumentación: 
 Inductivo: 
Deductivo:
Interpretación de textos: .
Conocimiento: 
 Lógica: 

http://eeppiisstteemmoollooggiiaa.blogspot.com/2010/09/las-6-corrientes-epistemologicas.html

miércoles, 6 de febrero de 2019

Orígenes de la Epistemología e Historia del Conocimiento

VIAJE EN EL TIEMPO EPISTEMOLOGIA

LA EPISTEMOLOGÍA


LA EPISTEMOLOGÍA, TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 
La palabra epistemología se estructura con dos voces griegas: episteme, "conocimiento" y logos, "teoría". Se encarga del problema correspondiente a la relación sujeto-objeto. Entendiendo que el sujeto es el ser cognoscente y el objeto todo aquello sobre lo que el sujeto realiza su actividad cognitiva.
El problema del conocer ha sido abordado desde hace ya varios siglos, aunque es a partir del siglo XIX en el que se advierte un mayor interés en el desarrollo de la epistemología.
Como consecuencia de que este interés ha alcanzado proporciones mayúsculas en los últimos años, ha aparecido una gran cantidad de discursos científicos en torno las posiciones epistemológicas. De tal manera que intentar una clasificación de las mismas con un criterio incluyente es una tarea sumamente ardua. Por tal motivo, únicamente intentaré esbozar un pequeño resumen en torno a la cuestión que nos ocupa.
  1. El dato más remoto corresponde al sofista Georgias quien cuestionó la posibilidad del conocimiento objetivo. Fue contemporáneo de Protágoras, con quien compartió el presupuesto fundamental del relativismo: vivimos en un mundo de opiniones, siendo la verdad para cada uno de nosotros aquello que nos persuade como tal.
  2. Las tres tesis de Georgias son las siguientes:
    1. Nada existe.
    2. Si algo existiera, sería incognoscible.
    3. Si fuera conocible, sería incomunicable.
  3. Platón y Aristóteles, en oposición a los sofistas, sostuvieron que existía un mundo de formas naturales y eternas, las ideas, sobre las que es absolutamente posible tener conocimiento exacto y cierto. Todo conocimiento se deriva de la experiencia. "El conocimiento real es idéntico a su objeto".
  4. Tratando de conciliar métodos racionales con la fe, Tomás de Aquino, entre otros ayudó a restablecer la confianza en la razón y la experiencia, pues con el paso del tiempo había decaído el interés por el conocimiento racional.
  5. Para los racionalistas Descartes, Spinoza y Leibniz, es el razonamiento deductivo la fuente y prueba del conocimiento.
  6. En cambio, para Francis Bacon y John Locke, ambos empiristas, es la percepción de los sentidos tal fuente y prueba.
  7. Se ha intentado clasificar al conocimiento a partir de, por lo menos, tres posiciones:
    1. Por su posibilidad.
    2. Por su origen y
    3. Por su esencia.

POR LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO

BREVE DESCRIPCIÓN


DOGMATISMO
Parte de la certeza absoluta de la realidad relacional sujeto-objeto, por lo que para el dogmatismo el problema (como tal) del conocimiento es inexistente, ya que éste es una realidad.




ESCEPTICISMO
Opuesto al dogmatismo, niega la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto, debido a que todo conocimiento está determinado por aspectos exteriores al sujeto y por los órganos de conocimiento del propio sujeto. Por ello, no es posible la existencia de verdad alguna.


SUBJETIVISMO
Tampoco acepta la existencia de ninguna verdad universal, pero en cambio si acepta la existencia de una verdad individual, dependiente de factores internos del sujeto que conoce y juzga.


RELATIVISMO
Coincidente con el subjetivismo, afirma que no existe ninguna verdad absoluta, pues toda verdad es relativa y dependiente de factores externos.


PRAGMATISMO
También niega la posibilidad del conocimiento, pero recuperando el concepto de verdad, que hace a un lado el escepticismo. Lo verdadero, para el pragmatismo, es lo útil.




CRITICISMO
Como puede verse, tanto el subjetivismo, como el relativismo y el pragmatismo constituyen derivaciones o modalidades del escepticismo, cuya antítesis es el ya mencionado dogmatismo. El criticismo es una tercera posición que, como el dogmatismo, acepta la posibilidad del conocimiento, pero examinando cuidadosamente todas las implicaciones del mismo. No acepta nada que no pase por la reflexión y la crítica. Por eso, se le ha definido como el justo medio entre el dogmatismo y el escepticismo.

POR EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO

BREVE DESCRIPCIÓN

RACIONALISMO
Establece que la razón es la fuente principal del conocimiento, y éste sólo es válido cuando es necesario y universal.






EMPIRISMO
Desarrollado en Inglaterra, niega la existencia de fundamentos científicos independientes de la experiencia como principio del conocimiento. Por ello, establece que la experiencia sensible es el origen único del conocimiento humano científicamente válido. Esta afirmación se deriva de una concepción básica del empirismo y que es la existencia de dos fuentes de ideas: la sensación y la reflexión. La sensación proviene directamente del objeto que se conoce y cuyo impacto se manifiesta en los cambios del sujeto. La reflexión consiste en tener conciencia de que algo nos ocurre internamente. De tal manera que lo objetivo radica en las sensaciones y la reflexión debe considerarse como auténticamente subjetiva. Apreciado así el asunto, las ideas derivan de las sensaciones primarias, y a la conocida afirmación cartesiana pienso, luego existo, se le opone otra: soy capaz de pensar porque existo. El empirismo presupone una ruptura entre el sujeto y el objeto, y algunos de sus principios más conocidos son estos:
· Principio de generalización: En circunstancias y condiciones similares, la relación observada entre determinados factores, es extensiva a otros factores del mismo tipo.
· Principio de simplificación mecánica: Todo objeto complejo es susceptible de ser conocido a partir de cada una de sus partes.
· Principio de realidad: Todos los hechos quedan fuera e independientes de la conciencia
· Principio de posibilidad: Todos los fenómenos reales poseen la condición de suceder o ser pensados.
·Principio de causalidad: Todo efecto procede de una causa.






INTELECTUALISMO
De manera análoga al criticismo, pretende mediar entre las posiciones antagónicas del racionalismo y del empirismo. El intelectualismo considera que tanto el pensamiento como la experiencia, contribuyen decisivamente en la producción del conocimiento.




APRIORISMO
Es otro intento por mediar los criterios racionalistas y empiristas, sólo que el apriorismo concibe la existencia de elementos a priori, que no dependen de la experiencia. Estos elementos no son contenidos, como los considera el racionalismo, sino formas del conocimiento. Afirma que los factores a priori son como recipientes vacíos que son llenados con contenidos concretos, por medio de la experiencia.

POR LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO

BREVE DESCRIPCIÓN


OBJETIVISMO
Afirma que en la relación del par sujeto-objeto, el primero es determinado por el segundo. Por lo tanto, al tomar y reproducir las propiedades del objeto, el sujeto es regido por su complemento, el objeto.






SUBJETIVISMO
Su idea central es la de que el sujeto determina al objeto a través de su conciencia, dependiendo del propio sujeto la verdad del conocimiento.
Una posición dialéctica, en cambio, implica la necesaria aceptación de la existencia de una relación entre el sujeto y el objeto. Pero resulta fundamental hacer hincapié en la diferencia entre el elemental interaccionismo simbólico y la dialéctica. Para el primero, sólo es relevante lo vivido, mientras que para la dialéctica resulta importante el hecho concreto, pero sin soslayar el papel creador del sujeto, procurando que estos dos elementos interactúen permanentemente. Para la dialéctica, los problemas del mundo tienen su base en la contradicción, de ahí que el análisis comparativo de categorías opuestas sea la técnica fundamental de la dialéctica.






REALISMO
Para el existen cosas reales que no dependen de la conciencia. Es decir, las cosas son tal y como las percibimos, y sus características existen como cualidades objetivas, al margen de nuestra conciencia. Por lo anterior, esta doctrina afirma que el ser existe de manera independiente en relación al espíritu que lo percibe. Así, de manera externa a la mente, existe una realidad, debiéndose buscar a la verdad en la relación entendimiento (aquello que hace posible el conocimiento) y cosa (objeto del conocimiento). Tiene una gran semejanza con el empirismo, pues su principio fundamental consiste en que sólo es posible conocer los hechos de la realidad, partiendo de la intuición sensible del objeto y del contacto directo con la naturaleza.




IDEALISMO
Opuesto al realismo, niega la existencia de cosas reales independientes de la conciencia del sujeto. Afirma que todos los seres que no sean sujetos de experiencia, necesariamente son objetos ideales en el sentido de que su existencia se remite a ser percibidos. Esta corriente de pensamiento se apoya en la formula de Berkeley que establece que «ser = ser percibido». En conclusión, puede decirse que el idealismo reduce la realidad al ser y el ser al pensamiento.


FENOMENALISMO
Sus seguidores lo consideran como el punto intermedio entre el realismo y el idealismo, supone que no conocemos las cosas como son en realidad, sino como nos parece que son. No niega la existencia de cosas reales, pero sí la posibilidad de saber qué son esas cosas. Podemos aspirar únicamente a saber que las cosas son, pero no lo que son.
Tomado de https://armandozambranoazul14.blogspot.com/2017/02/filosofia-tema-1-epistemologia-grado-11.html


Conceptos fundamentales para el pensamiento crítico
in Filosofía PolíticaNoticias Por: Abdiel Rodríguez Reyes07/01/2019 0 238 Views


Cada momento histórico va formando sus núcleos problemáticos y, por ende, su pensamiento crítico
Existen dos conceptos, entre otros, fundamentales para un pensamiento crítico a la altura de nuestros tiempos. A saber: convivencialidad y sensibilidad. Estamos en una situación de riesgo para la existencia de la especie humana en el planeta, al menos así lo evidenció el último Informe Planeta Vivo 2018: Apuntando más alto. Esa hipótesis nos invita a buscar alternativas creativas y factibles para encarar esa dura realidad. Empezando por una nueva relación entre seres humanos, con la naturaleza y el paisaje en general.
El primero de estos conceptos fue ampliamente trabajado por Ivan Illich. Ya desde la década de los setenta nos advirtió sobre la “crisis planetaria progresivamente”. La convivencialidad para Illich busca austeridad; ésta virtud excluye aquello que degrade la relación personal. Illich planteó medidas radicales; primero echar abajo las anticuadas estructuras de la sociedad industrial capitalista y sus tentáculos mundiales. Éste complejo industrial mediante las herramientas sojuzgan al ser humano. Las herramientas no tienen que suplantar al ser humano, éste debe trabajar con herramientas como meros instrumentos. También, propone el uso de la tecnología potenciadora de energía e imaginación. De tal forma que, la propuesta de convivencialidad de Illich es en “dimensión personal y comunitaria”.
El otro de los conceptos fue trabajado ampliamente por Herbert Marcuse. Llamó la atención sobre la necesidad de una “nueva sensibilidad” ante la agresividad de la sociedad industrial capitalista y sus agentes patógenos. Muchas veces se confunde sensibilidad con moralismos. Con la genialidad de siempre, Marcuse propuso una teoría crítica con dimensiones conceptuales alternativas. La nueva sensibilidad, no es más que “la afirmación de los instintos de vida”, ante “la vital urgencia de la abolición de la injusticia y la miseria”. La justicia social y ambiental hoy son las más urgentes en esta sociedad de riesgo.
El riesgo, como diría Ulrich Beck, también entró en una lógica de reparto. El desarrollo científico-técnico y los complejos procesos de individuación, tienen repercusiones con mayor riesgo en la periferia o, como diría Frantz Fanon, en la zona del no ser. Dónde las garantías son mínimas en algunos casos y nulas en otros. Bajo esa realidad hay indicadores que no desmienten esa realidad estructural heterogénea, como tampoco niega la dimensión mundial del riesgo de la misma especie en su totalidad.
Cada momento histórico va formando sus núcleos problemáticos y, por ende, su pensamiento crítico, éste momento no puede eludir lo antes expuesto. No puede evadir esta dura realidad. El trabajo del concepto es, por muy abstracto que parezca, necesario para la fundamentación de un pensamiento crítico a la altura de nuestros tiempos.

Notas
Abdiel Rodríguez Reyes: Es Investigador y profesor en la Universidad de Panamá
7 de enero de 2019.   PANAMÁ


ÉTICA 10°


LOS ACTOS HUMANOS
Definición de acto humano
Son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre; es decir, los que realiza con conocimiento y voluntad. En ellos interviene primero el entendimiento (que conoce el objeto) y luego la voluntad (que lo busca o lo rechaza). En estos casos el hombre es dueño y responsable de sus actos. Sólo en los actos humanos puede darse valoración moral.
La categoría singular del hombre, que le distingue y eleva por encima de los otros seres de la creación visible, radica en que está dotado de inteligencia y voluntad, con libertad armonizada con la de sus semejantes, para tomar decisiones. Las expresiones cotidianas racionales del hombre caen en el concepto de acto humano. El pensar y el razonar son actos propios del hombre y están sometidos a una coacción de la voluntad determinada por su conciencia moral. Esta es el tribunal interior que juzga el bien y el mal.

No son actos humanos
Los actos meramente naturales: los que proceden de las potencias vegetativas y sensitivas, sobre las que el hombre no tiene control voluntario alguno, y son comunes a los animales. Por ej. La nutrición, circulación de la sangre, respiración. Los actos del hombre: los que proceden del hombre, pero falta advertencia (locos, niños sin uso de razón) o la voluntariedad (por coacción física, p. ej.) o ambas (el que duerme, p. ej.)
En la experiencia más elemental del ser humano se produce un fenómeno que conviene señalar: sabe que obra bien o que obra mal, que sus acciones son buenas o malas. Lo sabe porque se lo dice la conciencia, esa voz interior que avisa: hay que hacer el bien y evitar el mal. Pero la conciencia no hace más que traducir la convicción previa de que tenemos grabada en lo profundo una ley, a la que debemos someternos; de modo que, si obramos de acuerdo con ella, obramos bien; y si la contradecimos, obramos mal.

Por ser libre, el obrar humano posee una contingencia constitutiva: es concreto, cambiante, circunstancial. Lo que hago puedo no hacerlo, o hacerlo de otro modo. Las circunstancias no determinan totalmente mi actuar, sino que puedo asumirlas más o menos, y de un modo u otro. Por todo ello con mis actos puedo lograrme como persona o malograrme, superarme o degradarme; mis acciones me desvelan o me encubren. En una palabra, son autorreferenciales, es decir, revierten sobre el sujeto modelándolo para bien o para mal.
Otra característica del obrar humano es su singularidad: se construye decisión a decisión, paso a paso, de tal modo que en cada acto se compromete la persona entera; cada acto singular resume toda la vida, y la orienta o no en el horizonte de la vocación. La conciencia moral permite darnos cuenta de los efectos de nuestra conducta y nos inhibe o nos empuja en la realización de nuestros actos bajo una compulsión interna que limita la libertad.
La libertad hace del hombre un sujeto moral. Cuando actúa de manera deliberada, el hombre es responsable de sus actos. Los actos humanos, o sea, los actos libremente realizados tras un juicio de conciencia, son moralmente buenos o malos.
La bondad o maldad de los actos humanos depende de: el objeto elegido, la intención o fin que se busca, y las circunstancias de la acción.
La persona humana se ordena a la bienaventuranza por medio de sus actos deliberados; las pasiones o sentimientos que experimenta pueden disponerle o contribuir a ello, pero en si mismas las pasiones son no buenas ni malas; sólo reciben calificativo moral en la medida en que depende de la razón y de la voluntad.
En el ser humano anida una serie de impulsos, tendencias, afectos y sentimientos que se conocen como pasiones, reconocidas como fuerzas que le ha puesto la naturaleza y que nos mueven a obrar. Esas fuerzas están desordenadas y provocan tensión en el hombre, pero es indudable su utilidad si se logra controlarlas.
El amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira, son las pasiones principales. Las pasiones de por sí no son buenas ni malas, pero lo son en la medida en que dependen de la razón y de la voluntad e impulsan a obrar el bien o el mal. Luego las pasiones son moralmente buenas cuando contribuyen a una acción buena, y son moralmente malas si empujan a obrar el mal. Las pasiones pueden ser asumidas en las virtudes o pervertidas en los vicios.
El hombre es una realidad sustantiva, esto es, un sistema clausurado y total de notas constitucionales psico-orgánicas. Una de ellas es la inteligencia, esto es, la aprehensión de todo y de sí mismo, como realidad. El hombre debe obrar de modo que produzcan deseos armoniosos más bien que discordantes.

Esta inteligencia es formal constitutiva y radical ya que a través de ella aprehende lo real sintiendo su realidad. Gracias a esta inteligencia, el hombre se comporta con todas las cosas reales, y consigo mismo, no sólo por lo que determinadamente son en sí mismas, sino que se comporta con todo por ser real y en cuanto es real: vive de la realidad. Es animal de realidades. En su virtud, el carácter de realidad del hombre es un momento determinante de su acción: el hombre actúa realmente porque es su realidad.
Antes de plantear en que consisten la bondad o la maldad morales, y cómo los actos que la persona ejecuta pueden convertirse en actos buenos ó malos, lo primero que se tiene que analizar es ¿qué clase de actos puede realizar el hombre?, ¿son todas los acciones humanas susceptibles de convertirse en moralmente buenas o malas o solamente algunas de ellas?
La voluntad es la facultad de controlarnos a nosotros mismos, de dominarnos a nosotros mismos, de hacer lo que queremos, en lugar de estar obligados a hacerlo, de modo que, como consecuencia, venimos a ser considerados como responsables de lo que hacemos. Dos cosas principales que impedirían que nuestros actos fueran voluntarios, son la ignorancia y la coacción puesto que el acto voluntario es un acto conscientemente o deliberadamente querido.
Precisamente, el hombre difiere de los animales irracionales en que es dueño de sus actos mediante su razón y voluntad, solamente estos actos de los que el hombre es dueño son los que se designan apropiadamente como humanos, para el estudio de la ética pueden distinguirse dos clases principales de actos que son ejecutados por la persona: los actos humanos y los actos de un hombre.

Actos involuntarios o actos de un hombre, esto es, los que un individuo acontece realizar, pero de los que no es dueño, que no ejecuta conscientemente o quiere deliberadamente, y de los cuales no es tenido por responsable.
Actos voluntarios o actos humanos, esto es, aquellos que el hombre domina, que controla conscientemente y quiere deliberadamente, y de los que es tenido por responsable.
Es importante señalar que los actos humanos, tomados en su conjunto, forman la conducta humana.
Ejemplos de actos involuntarios son los actos realizados durante el sueño, la locura o durante momentos de distracción, estos actos no constituyen conducta humana y no poseen significado ético.
El llevarse alimento a la boca en un estado de distracción de la mente es un acto de unhombre, pero decidirse deliberadamente a comer dicho alimento es un acto humano. Así pues, aunque es imposible tener un acto humano a menos que esté dirigido por el intelecto y la voluntad, el acto mismo así guiado puede ser, con todo, de una u otra clase. En otras palabras, un acto humano puede ser de carácter físico o mental, mientras que éste sea deliberadamente querido o no.
El acto humano es el resultado que la persona humana sabe y quiere. Su capacidad de conocer más allá de lo sensible es tarea del intelecto, y su capacidad de querer lo que sabe de un modo intelectual y por tanto de buscarlo es tarea de la voluntad.
Para que el hombre actúe, ha de empezar por estar atraído por algún bien. Cuando percibe algo como bueno, despierta en él un querer de aquello, y si ve que aquello es no sólo bueno en sí mismo, sino también bueno para él, su querer se convierte en deseo.
Un deseo podrá permanecer sin efecto, pero, si el individuo comprende además lo bueno como susceptible de ser alcanzado, su percepción intelectual mueve su voluntad hacia un acto de intención espontánea o tendencia hacia la cosa buena, esto es, hacia un extenderse para conquistar el objeto.
Como siguiente paso dirige ahora su intelecto hacia la tarea de ponderar las razones en favor y en contra de llevar a cabo su intención y los diversos conjuntos de medios con cuyo auxilio podría ser aquella ejecutada. Este acto del intelecto se designa como deliberación, cuyo resultado es el de llegar a uno de los dos juicios prácticos: "esto debe hacerse aquí y ahora", o "esto no debe hacerse ni aquí ni ahora".

Hasta aquí las condiciones han sido puestas ahora para tomar una decisión, sabe ahora perfectamente lo que debe hacer y las razones de ello, todo está dispuesto ahora para el veredicto, esto es, para el acto supremo de expresión del ser del hombre como una persona de dirección autónoma. Acepta uno u otro de los juicios prácticos alternativos del intelecto mediante una decisión de su voluntad, lo que constituye su acto de compromiso.

El juicio práctico que precede inmediatamente a su decisión y expresa la alternativa escogida es el último juicio práctico. Cada acto de la voluntad es precedido por un acto del intelecto, siendo el más importante de estos la deliberación.

La deliberación consiste en una serie de juicios prácticos en favor y en contra del curso de acción contemplado. El último juicio práctico no es distinto de la deliberación, sino que es simplemente aquel, al que la voluntad consiente aceptándolo.
La parte más importante del proceso es el consentimiento, ya que es a partir de éste el acto es una decisión de la cuál se es responsable, a partir de este momento es un acto humano, un acto voluntario.
Con lo que respecta a los sentimientos y las emociones, ciertamente desempeñan un importante papel en el proceso deliberativo, reforzando las razones en favor o en contra, por tanto intervienen fuertemente en todo acto de decisión; incluso en algunas personas sus vidas se deciden casi por completo en el plano emocional, pero es necesario precisar lo siguiente, el acto humano puede ir acompañado de emociones muy fuertes pero para que sea un acto humano, un acto plenamente voluntario, las emociones han de estar bajo el control de la persona.

Ahora bien, podría parecer que únicamente el acto interno de la voluntad misma sea el acto humano, en el sentido más estricto es así, porque es en la voluntad donde residen la elección y el consentimiento y a partir de estos el acto adquiere su carácter específicamente humano.
La persona sabe a la vez que sabe, y sabe que quiere, en efecto, es la unión de conocimiento y voluntad lo que hace voluntario a un acto, como conclusión la definición del acto humano puede formularse así: definición puede formularse así: acto voluntario es aquel que procede de la voluntad con un conocimiento del fin.
Los actos humanos son los actos libres del hombre. Los actos libres del hombre pueden ser actos moralmente buenos o moralmente malos, pero nunca indiferentes. La bondad o maldad de un acto humano depende del objeto elegido, de la intención o fin que se busca y de las circunstancias de la acción.
Para que un acto sea moralmente bueno se requiere a la vez que sea bueno en el objeto, en el fin y en las circunstancias. Nunca, un fin bueno jamás justificaría el uso de unos medios malos, porque el acto seria malo siempre; por consiguiente, no está permitido hacer un mal para obtener un bien.
No, intervienen también las pasiones, que son impulsos de la sensibilidad, y según dependan o no de la razón y de la voluntad, hay en las pasiones bien o mal moral.
La pregunta que se sigue es la siguiente: ¿qué es lo que hace a la voluntariedad imperfecta, reduciendo el carácter específicamente humano del acto y haciendo menos responsable a la persona de su actuar? Son cinco los principales modificadores de la responsabilidad de un acto humano:
Ignorancia, que afecta el conocimiento
Pasión, que afecta el consentimiento de la voluntad
Miedo, que opone a la voluntad un deseo contrario
Fuerza, empleo real de compulsión
Hábito, una tendencia adquirida por repetición

Ignorancia
La falta de conocimiento se da en diversos grados, una persona capaz de conocimiento podrá tener o no la obligación de tenerlo, por ejemplo un capitán de barco o un médico no necesitan saber música o arqueología; semejante ignorancia meramente negativa no tiene trascendencia ética.
En cuanto a la culpabilidad de la ignorancia vencible, esta dependerá de la cantidad de esfuerzo dedicado a superarla, y la cantidad del esfuerzo que se requiere también depende de la importancia de la cuestión y de la obligación que se tenga de poseer dicho conocimiento.
La ignorancia vencible no destruye la responsabilidad, pero la disminuye. La persona sabe que es ignorante y que puede obtener el conocimiento. Dejando deliberadamente de realizar el esfuerzo suficiente permanece en la ignorancia, pero los efectos que se siguen de su ignorancia son voluntarios en cuanto a causa, porque son una consecuencia prevista. El caso de un cirujano que consciente de no poseer conocimientos suficientes para una operación difícil la lleva a cabo de todos modos y mata al paciente; aunque no quería que el paciente muriera, es evidente que lo expuso deliberadamente a un peligro grave e innecesario, siendo responsable, por consiguiente de la muerte.
Pasión
Se entiende como pasión un movimiento muy fuerte del apetito sensible, los términos clásicos utilizados por diferentes autores son deseo y concupiscencia pero parece más apropiada la palabra pasión.
Las pasiones podrán surgir espontáneamente antes de que la voluntad haya actuado, cuando un objeto es presentado a los sentidos el apetito sensible reacciona casi automáticamente mediante sentimientos repentinos de alegría, enojo, odio, congoja, vergüenza, compasión, disgusto y otros por el estilo, cuando estas emociones se experimentan muy fuertemente es lo que entendemos por pasiones.
Un estado de pasión deliberadamente provocado o fomentado es voluntario en sí mismo. Por consiguiente el acto que resulta de la pasión es voluntario, ya sea en sí mismo o en su causa. Por ejemplo un individuo que cavila intencionadamente sobre un insulto, con objeto de realizar un acto de venganza, se sirve de la pasión como medio y de la venganza como fin, siendo tanto la venganza como su pasión voluntarias en sí mismas.
Miedo
El miedo es la aprehensión de un mal inminente. Puede ser una emoción y en este sentido el miedo es una de las pasiones y sigue las reglas de cómo la voluntariedad del acto se ve influenciada por la pasión. Pero existe también el miedo intelectual, este consiste en la comprensión de una amenaza de mal y ante éste una respuesta de la voluntad para evitar dicho mal mediante acciones racionalmente concebidas, esta clase de miedo puede o no estar acompañado de algún componente emocional.
Los actos realizados bajo coacción e intimidación tienen el miedo como motivo. Estos actos son extorsionados bajo la amenaza de males que serán inflingidos por otra voluntad humana sin embargo los actos realizados bajo coacción e intimidación son actos responsables, porque la persona pudo haber resistido y aceptado las consecuencias.
Fuerza
La fuerza es el poder físico externo que hace que alguien realice algo contra su voluntad. En el lenguaje común, el que cede a una amenaza de violencia se dice que se vio forzado, aunque no se trate, en realidad, de fuerza, sino de miedo y la voluntariedad de la persona ha de juzgarse de acuerdo con las normas del miedo.
La fuerza afecta solamente los actos externos y no el acto interno de la voluntad, en donde radica la voluntariedad del acto humano, se puede seguir queriendo lo opuesto, por muy violentamente que se vea forzado alguien a realizar un acto.
Hábitos
Se puede definir el hábito como una forma constante de actuar obtenida mediante repetición del mismo acto. Una vez adquirido el hábito, los actos resultan de él en forma espontánea y casi automática, de modo deliberación se hace innecesaria.
Si una persona se propone adquirir un hábito deliberadamente el hábito es voluntario en sí mismo, y los actos que de él resultan son voluntarios en sí mismos; si es que se ejecutan con la intención de adquirir hábito, pueden ser también voluntarios en cuanto a su causa si no son intencionados pero si consecuencias previstas del hábito.
Se puede descubrir que se ha adquirido un hábito inintencionadamente, ya sea porque no se tuvo conciencia de que se había ejecutado la misma acción tan a menudo, o porque no se tuvo conciencia que determinados actos eran formadores de hábito.
En general, Santo Tomás y los escolásticos consideran únicamente como humanos aquellos actos libres y deliberados de la voluntad. Su punto de vista se basa en el análisis psicológico. Un acto libre es voluntario, es decir, que proviene de la voluntad del individuo hacia el fin buscado o, en otras palabras, es aquel que es desarrollado por la voluntad ante la bondad que según el entendimiento, tiene el objeto que se le presenta.
Los actos libres, además, aunque no se deseen, provienen, intrínseca o extrínsecamente, de la propia determinación de la voluntad. Son aquellos actos que la voluntad puede o no producir, aunque todas las condiciones del libre albedrío estén presentes para llevarlos a cabo. Por lo tanto, son aquellos actos hacia los cuales la voluntad no se decide ni por el objeto ni tampoco por la disposición que tenga en ese momento el temperamento, ni tampoco por los hábitos, sino que es determinado por las condiciones propias de sí misma
Con frecuencia se invocan las buenas intenciones para justificar una acción objetivamente mala. Hay que notar que estas intenciones no sólo no vuelven bueno un acto intrínsecamente malo, sino que no son la verdadera intención que informa el acto. ¿Por qué? Porque, no es fácil discernir cuál es esta intención, y en cualquier caso ésta no puede considerarse al margen de la intención vocacional y de las virtudes. Cuando no se hace así, muchas veces estas intenciones no son más que justificaciones.