domingo, 20 de septiembre de 2020

Teoría del Conocimiento

 Apreciados jóvenes de Decimo grado, este 4  periodo trabajaremos la siguiente Lectura y le desarrollaremos en contexto de un hecho histórico de lo que paso en América en 1492, que ha marcado la cosmovisión del mundo desde lo cultural, social, político y económico. 

KANT, EMANUELLE. RESPUESTA A LA PREGUNTA QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN

Tomado de: http://www.paginasobrefilosofia.com/html/kantpre/textoIlustracion.html

La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad de la cual él mismo es culpable. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración. La mayoría de los hombres, a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena (naturaliter maiorennes), permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía. Por eso les es muy fácil a los otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea. Como la mayoría de los hombres (y entre ellos la totalidad del bello sexo) tienen por muy peligroso el paso a la mayoría de edad, fuera de ser penoso, aquellos tutores ya se han cuidado muy amablemente de tomar sobre sí semejante superintendencia. Después de haber atontado sus reses domesticadas, de modo que estas pacíficas criaturas no osan dar un solo paso fuera de las andaderas en que están metidas, les mostraron el riesgo que las amenaza si intentan marchar solas. Lo cierto es que ese riesgo no es tan grande, pues después de algunas caídas habrían aprendido a caminar; pero los ejemplos de esos accidentes por lo común producen timidez y espanto, y alejan todo ulterior intento de rehacer semejante experiencia.

 

 

 


 

 

 


LA MAYORIA DE EDAD

Por tanto, a cada hombre individual le es difícil salir de la minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya; inclusive, le ha cobrado afición. Por el momento es realmente incapaz de servirse del propio entendimiento, porque jamás se le deja hacer dicho ensayo. Los grillos que atan a la persistente minoría de edad están dados por reglamentos y fórmulas: instrumentos mecánicos de un uso racional, o mejor de un abuso de sus dotes naturales. Por no estar habituado a los movimientos libres, quien se desprenda de esos grillos quizá diera un inseguro salto por encima de alguna estrechísima zanja. Por eso, sólo son pocos los que, por esfuerzo del propio espíritu, logran salir de la minoría de edad y andar, sin embargo, con seguro paso.

Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, siempre que se le deje en libertad; incluso, casi es inevi­table. En efecto, siempre se encontrarán algunos hombres que piensen por sí mismos, hasta entre los tutores instituidos por la confusa masa. Ellos, después de haber rechazado el yugo de la minoría de edad, ensancharán el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación que todo hombre tiene: la de pensar por sí mismo. Notemos en particular que con anterioridad los tutores habían puesto al público bajo ese yugo, estando después obligados a some­terse al mismo. Tal cosa ocurre cuando algunos, por sí mismos incapaces de toda ilustración, los incitan a la sublevación: tan dañoso es inculcar prejuicios, ya que ellos terminan por vengarse de los que han sido sus autores o propagadores. Luego, el público puede alcanzar ilustración sólo lentamente. Quizá por una revolución sea posible producir la caída del despotismo personal o de alguna opresión interesada y ambiciosa; pero jamás se logrará por este camino la verdadera reforma del modo de pensar, sino que surgirán nuevos prejuicios que, como los antiguos, servirán de andaderas para la mayor parte de la masa, privada de pensamiento.

 

Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio. Pero oigo exclamar por doquier: ¡no razones! El oficial dice: ¡no razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no razones, ten fe! (Un único señor dice en el mundo: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!) Por todos lados, pues, encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿cuál de ellas impide la ilustración y cuáles, por el contrario, la fomentan? He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre, y es el único que puede producir la ilustración de los hombres. El uso privado, en cambio, ha de ser con frecuencia severamente limitado, sin que se obsta­culice de un modo particular el progreso de la ilustración.

Entiendo por uso público de la propia razón el que alguien hace de ella, en cuanto docto, y ante la totalidad del público del mundo de lectores. Llamo uso privado al empleo de la razón que se le permite al hombre dentro de un puesto civil o de una función que se le confía. Ahora bien, en muchas ocupaciones concernientes al interés de la comunidad son meramente pasivo, para que, mediante cierta unanimidad artificial, el gobierno los dirija hacia fines públicos, o al menos, para que se limite la destrucción de los mismos. Como es natural, en este caso no es permitido razonar, sino que se necesita obedecer. Pero en cuanto a esta parte de la máquina, se la considera miembro de una comunidad íntegra o, incluso, de la sociedad cosmopolita; en cuanto se la estima en su calidad de docto que, mediante escritos, se dirige a un público en sentido propio, puede razonar sobre todo, sin que por ello padezcan las ocupaciones que en parte le son asignadas en cuanto miembro pasivo. Así, por ejemplo, sería muy peligroso si un oficial, que debe obedecer al superior, se pusiera a argumentar en voz alta, estando de servicio, acerca de la conveniencia o inutilidad de la orden recibida. Tiene que obedecer.

Pero no se le puede prohibir con justicia hacer observaciones, en cuanto docto, acerca de los defectos del servicio militar y presentarlas ante el juicio del público. El ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son asignados, tanto que una censura impertinente a esa carga, en el momento que deba pagarla, puede ser castigada por escandalosa (pues podría ocasionar resistencias generales).   Pero, sin embargo, no actuará en contra del deber de un ciudadano si, como docto, manifiesta públicamente sus ideas acerca de la inconveniencia o injusticia de tales impuestos. De la misma manera, un sacerdote está obligado a enseñar a sus catecúmenos y a su comunidad según el símbolo de la Iglesia a que sirve, puesto que ha sido admitido en ella con esa condición. Pero, como docto, tiene plena libertad, y hasta la misión, de comunicar al público sus ideas —cuidadosamente examinadas y bien intencionadas— acerca de los defectos de ese símbolo; es decir, debe exponer al público las proposiciones relativas a un mejoramiento de las instituciones, referidas a la religión y a la Iglesia. En esto no hay nada que pueda provocar en él escrúpulos de conciencia. Presentará lo que enseña en virtud de su función —en tanto conductor de la Iglesia— como algo que no ha de enseñar con arbitraria liber­tad, y según sus propias opiniones, porque se ha comprometido a predicar de acuerdo con prescripciones y en nombre de una autoridad ajena. Dirá: nuestra Iglesia enseña esto o aquello, para lo cual se sirve de determinados argumentos. En tal ocasión deducirá todo lo que es útil para su comunidad de proposiciones a las que él mismo no se sometería con plena convicción; pero se ha comprometido a exponerlas, porque no es absolutamente imposible que en ellas se oculte cierta verdad que, al menos, no es en todos los casos contraria a la religión íntima. Si no creyese esto último, no podría conservar su función sin sentir los reproches de su conciencia moral, y tendría que renunciar. Luego el uso que un pre­dicador hace de su razón ante la comunidad es meramente privado, puesto que dicha comunidad sólo constituye una reunión familiar, por amplia que sea. Con respecto a la misma, el sacerdote no es libre, ni tampoco debe serlo, puesto que ejecuta una orden que le es extraña. Como docto, en cambio, que habla mediante escritos al público, propiamente dicho, es decir, al mundo, el sacerdote gozará, dentro del uso público de su razón, de una ilimitada libertad para servirse de la misma y, de ese modo, para hablar en nombre propio. En efecto, pretender que los tutores del pueblo (en cuestio­nes espirituales) sean también menores de edad, constituye un absurdo capaz de desembocar en la eternización de la insensatez.

Pero una sociedad eclesiástica tal, un sínodo semejante de la Iglesia, es decir, una classis de reverendos (como la llaman los holandeses) ¿no podría acaso comprometerse y jurar sobre algún símbolo invariable que llevaría así a una incesante y suprema tutela sobre cada uno de sus miembros y, mediante ellos, sobre el pueblo? ¿De ese modo no lograría eterni­zarse? Digo que es absolutamente imposible. Semejante contrato, que excluiría para siempre toda ulterior ilustración del género humano es, en sí mismo, sin más nulo e inexistente, aunque fuera confirmado por el poder supremo, el con­greso y los más solemnes tratados de paz. Una época no se puede obligar ni juramentar para poner a la siguiente en la condición de que le sea imposible ampliar sus conocimientos (sobre todo los muy urgentes), purificarlos de errores y, en general, promover la ilustración. Sería un crimen contra la naturaleza humana, cuya destinación originaria consiste, justamente, en ese progresar. La posteridad está plenamente justificada para rechazar aquellos decretos, aceptados de modo incompetente y criminal. La piedra de toque de todo lo que se puede decidir como ley para un pueblo yace en esta cuestión: ¿un pueblo podría imponerse a sí mismo semejante ley? Eso podría ocurrir si por así decirlo, tuviese la espe­ranza de alcanzar, en corto y determinado tiempo, una ley mejor, capaz de introducir cierta ordenación. Pero, al mismo tiempo, cada ciudadano, principalmente los sacerdotes, en calidad de doctos, debieran tener libertad de llevar sus obser­vaciones públicamente, es decir, por escrito, acerca de los defectos de la actual institución. Mientras tanto —hasta que la intelección de la cualidad de estos asuntos se hubiese extendido lo suficiente y estuviese confirmada, de tal modo que el acuerdo de su voces (aunque no la de todos) pudiera elevar ante el trono una propuesta para proteger las comunidades que se habían unido en una dirección modificada de la religión, según los conceptos propios de una comprensión más ilustrada, sin impedir que los que quieran permanecer fieles a la antigua lo hagan así— mientras tanto, pues, perduraría el orden establecido. Pero constituye algo absolutamente prohibido unirse por una constitución religiosa inconmovible, que públicamente no debe ser puesta en duda por nadie, aunque más no fuese durante lo que dura la vida de un hombre, y que aniquila y torna infecundo un período del progreso de la humanidad hacia su perfeccionamiento, tornándose, incluso, nociva para la posteridad. Un hombre, con respecto a su propia persona y por cierto tiempo, puede dilatar la adquisición de una ilustración que está obligado a poseer; pero renunciar a ella, con relación a la propia persona, y con mayor razón aún con referencia a la posteridad, significa violar y pisotear los sagrados derechos de la humanidad. Pero lo que un pueblo no puede decidir por sí mismo, menos lo podrá hacer un monarca en nombre del mismo. En efecto, su autoridad legisladora se debe a que reúne en la suya la voluntad de todo el pueblo. Si el monarca se inquieta para que cualquier verdadero o presunto perfeccionamiento se concilie con el orden civil, podrá permitir que los súbditos hagan por sí mismos lo que consideran necesario para la salvación de sus almas. Se trata de algo que no le concierne; en cambio, le importará mucho evitar que unos a los otros se impidan con violencia trabajar, con toda la capacidad de que son capaces, por la determinación y fomento de dicha salvación.

Inclusive se agravaría su majestad si se mezclase en estas cosas, sometiendo a inspección gubernamental los escritos con que los súbditos tratan de exponer sus pensamientos con pureza, salvo que lo hiciera convencido del propio y supremo dictamen intelectual —con lo cual se prestaría al reproche Caesar non est supra grammaticos— o que rebajara su poder supremo lo suficiente como para amparar dentro del Estado el despotismo clerical de algunos tiranos, ejercido sobre los restantes súbditos.

Luego, si se nos preguntara ¿vivimos ahora en una época ilustrada? responderíamos que no, pero sí en una época de ilustración. Todavía falta mucho para que la totalidad de los hombres, en su actual condición, sean capaces o estén en posición de servirse bien y con seguridad del propio entendimiento, sin acudir a extraña conducción. Sin embargo, ahora tienen el campo abierto para trabajar libremente por el logro de esa meta, y los obstáculos para una ilustración general, o para la salida de una culpable minoría de edad, son cada vez menores. Ya tenemos claros indicios de ello. Desde este punto de vista, nuestro tiempo es la época de la ilustración o “el siglo de Federico”.

Un príncipe que no encuentra indigno de sí declarar que sostiene como deber no prescribir nada a los hombres en cuestiones de religión, sino que los deja en plena libertad y que, por tanto, rechaza al altivo nombre de tolerancia, es un príncipe ilustrado, y merece que el mundo y la posteridad lo ensalce con agradecimiento. Al menos desde el gobierno, fue el primero en sacar al género humano de la minoría de edad, dejando a cada uno en libertad para que se sirva de la propia razón en todo lo que concierne a cuestiones de conciencia moral. Bajo él, dignísimos clérigos —sin perjuicio de sus deberes profesionales— pueden someter al mundo, en su calidad de doctos, libre y públicamente, los juicios y opi­niones que en ciertos puntos se apartan del símbolo aceptado. Tal libertad es aún mayor entre los que no están limitados por algún deber profesional. Este espíritu de libertad se extiende también exteriormente, alcanzando incluso los lugares en que debe luchar contra los obstáculos externos de un gobierno que equivoca sus obligaciones. Tal circunstancia constituye un claro ejemplo   para este último, pues tratándose de la libertad, no debe haber la menor preocupación por la paz exterior y la solidaridad de la comunidad. Los hombres salen gradualmente del estado de rusticidad por propio trabajo, siempre que no se trate de mantenerlos artificiosamente en esa condición.

He puesto el punto principal de la ilustración —es decir, del hecho por el cual el hombre sale de una minoría de edad de la que es culpable— en la cuestión religiosa, porque para las artes y las ciencias los que dominan no tienen ningún interés en representar el papel de tutores de sus súbditos. Además, la minoría de edad en cuestiones religiosas es la que ofrece mayor peligro: también es la más deshonrosa. Pero el modo de pensar de un jefe de Estado que favorece esa libertad llega todavía más lejos y comprende que, en lo referente a la legislación, no es peligroso permitir que los súbditos hagan un uso público de la propia razón y expongan públicamente al mundo los pensamientos relativos a una concepción más perfecta de esa legislación, la que puede incluir una franca crítica a la existente. También en esto damos un brillante ejemplo, pues ningún monarca se anticipó al que nosotros honramos.

Pero sólo alguien que por estar ilustrado no teme las sombras y, al mismo tiempo, dispone de un ejército numeroso y disciplinado, que les garantiza a los ciudadanos una paz interior, sólo él podrá decir algo que no es lícito en un Estado libre: ¡razonad tanto como queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced! Se muestra aquí una extraña y no esperada marcha de las cosas humanas; pero si la contemplamos en la amplitud de su trayectoria, todo es en ella paradójico. Un mayor grado de libertad civil parecería ventajoso para la libertad del espíritu del pueblo y, sin embargo, le fija límites infranqueables. Un grado menor, en cambio, le procura espacio para la extensión de todos sus poderes. Una vez que la Naturaleza, bajo esta dura cáscara, ha desarrollado la semilla que cuida con extrema ternura, es decir, la inclinación y disposición al libre pensamiento, ese hecho repercute gradualmente sobre el modo de sentir del pueblo (con lo cual éste va siendo poco a poco más capaz de una libertad de obrar) y hasta en los principios de gobierno, que encuentra como provechoso tratar al hombre conforme a su dignidad, puesto que es algo más que una máquina.

sábado, 11 de julio de 2020

ONTOLOGÍA CONTEMPORÁNEA


ONTOLOGÍA CONTEMPORÁNEA
La ontología ha sufrido diversas metamorfosis en su manera de ser vista a través de la historia de la cual podemos concluir: Que la ontología contemporánea abra casi desaparecido pues se considera que la metafísica por tratar asuntos que son trascendentes y subjetivos no se puede estudiar y saber cuál es su esencia de verdad, sin embargo ser destacan autores como Heidegger, Nietzsche y Zubiri, cada cuan tratando de ver al ser como parte del razonamiento humano y como ser existente que posee una razón para existir, así sea solo ser arrojado al mundo para morir.

PARA TENER EN CUENTA
El filósofo Nietzsche nos deja como enseñanza que la moralidad de las personas que son débiles y llenas de resentimientos expresan ante la sociedad, comportamientos como conformismo y son limitados ya que según su sentimiento no dan a conocer las conductas que servirían hasta para el propio interés de la formación personal y constructiva a nivel social.
HEIDEGGER al igual que los otros filósofos quiere profundizar y fomentar de cómo el hombre es un ser. Es así como este filósofo se centran un concepto de algo fundamental como por ejemplo ver la vida como nada y es así como para que el hombre debe basarse o sostenerse dentro de un nada. Por lo tanto el ser que se ha concebido no es posible, pues se fundamenta en cosas, que a su vez está fundada en nada.
XAVIER ZUBIRI, el hombre es un animal de realidades que posee una inteligencia sentiente, su función consiste en acerca a la realidad de las cosas”1; De esta manera podemos concluir que el hombre es aquel ser considerado metafísico, ya que se encuentra inmerso a un mundo de lo real.
NIETZSHE “Para el que todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista, del que es imposible prescindir: las características del sujeto que conoce (psicológicas, sociales, físicas, la peculiaridad personal, la misma biografía) hacen imposible superar la propia perspectiva; no podemos desprendernos de nuestra subjetividad cuando intentamos conocer la realidad”
“Nietzsche afirma la existencia de dos tipos de morales: sentido al intentar sustituir esta moral de los esclavos por la moral de los señores.”
Generalmente en la crítica de la filosofía tradicional como tal podemos decir en cierto punto que la filosofía la vemos como visión diferente, es decir con una perspectiva estructural de ver las cosas de otra manera y desde el nivel filosófico nos enseña a observar y comparar de manera contradictoria. “Sin embargo Nietzsche considero la existencia de una parte inmaterial del ser humano, superior a lo material, siendo así para el platonismo, mas importante la vida más allá de la muerte, que esta vida”.
Podemos resaltar de esta manera que por ejemplo el filósofo Sócrates mato la vida, se puede decir que hizo triunfar todo sobre la razón. En esta época cuando se tuvo el valor de criticar a la región de una forma consecuente, por lo tanto de la religión nace ese miedo y angustias en la misma necesidad del ser humano, ya que se refugiaba en una religión debido a sus mismos pecados y no eras capaz de afrontarlos de manera correcta.
“El Cristianismo ha acabado invirtiendo los valores propios de la Religión Clásica de Grecia y Roma, inventándose un mundo ideal que lleva la desvalorización del mundo terrenal” 4.
Podemos concluir que el concepto del pecado atentaba contra la vida, ya que se limitaba a la acción espontanea del ser humano. Para Nietzsche la muerte de Dios significo una crítica radical a la religión y la moral. Por tanto fue una notable liberación de un peso enorme que acomplejaba el hombre. “Es precisamente la idea de Dios la que no deja que el hombre llegue a alcanzar su naturaleza, es el impedimento que no deja que el hombre llegue a ser el Superhombre” La única manera posible y coherente de que le hombre pueda vivir, es haciendo desaparecer la figura de Dios según lo manifestado por Nietzsche. HEIDEGGER Este filosofo fue reconocido por el de los mal entendidos, porque halla la razón o simpatías por medio del nazismo, ya que consideraba que el nazismo por su oscura y poética obra que hizo, donde a partir de esta Heidegger pudo abrir un nuevo campo en la filosofía conllevando interpretaciones del mundo y del mismo hombre en el pensamiento de Heidegger sobresalió el principal problema que era el ser. “¿ El ser como algo constituido y fundamental de todo quehacer filosófico?” Heidegger propuso que los ámbitos ontológicos (ser) y lo òntico (ente) permanecían en una cierta eternidad, esto quiere decir que pretendía eliminar mediante un enrizamiento del ser durante el transcurso del tiempo. “Heidegger intenta establecer una ontología distinta, una superación de la metafísica tradicional <> de la cuestión del ser, mediante una analítica existencial: es el hombre el que se pregunta por el sentido del ser (Dasein, ser-ahí) y, por lo tanto, todo estudio de esta cuestión requiere un examen previo de lo que es el hombre, entendido no de manera genérica, sino como aquello que abre la visión del ser y a través del cual se deja oír su voz” 7

ACTIVIDAD # 4 (trabajo final)
El estudiante de forma individual o grupal (4 integrantes máximo) presenta la elaboración de un JUEGO O APLICACIÓN (APP) como una  propuesta innovadora, donde se potencialice la creatividad y el pensamiento de los estudiantes, como una forma de construir conocimiento y ampliar su experiencia de aprendizaje en la asignatura filosofía,

Los temas a desarrollar pueden ser cualquiera de los trabajados en los periodos anteriores (1-2-3 periodo).

ONTOLOGÍA EN LOS FILÓSOFOS MODERNOS


ONTOLOGÍA EN LOS FILÓSOFOS MODERNOS
Muchas preguntas tradicionales de la filosofía pueden ser entendidas como preguntas de ontología ¿existe un Dios? ¿Existen entidades mentales como ideas y pensamientos?, lo que vamos a ver es como los filósofos modernos fueron muy influenciados por los avances en la ciencia experimental y la matemática, por lo que intentaron desarrollar ideas que concuerdan con esos conocimientos PARA TENER EN CUENTA Recordemos que la metafísica antigua →es Cosmológica → su preocupación se fue buscar el fundamento del mundo y la metafísica medieval→ es Teología→ fundamento de todo es Dios.
El inicio de la época moderna se da con el RENACIMIENTO, el cual significo una nueva concepción del mundo y del hombre, se caracterizó por la necesidad de explorar: nuevos conocimientos de la naturaleza, nuevas concepciones del mundo y del universo. Los filósofos medievales el hombre y el mundo son criaturas de Dios en cambio para los filósofos modernos, impresionados por los avances de la ciencia y la matemática intentaron determinar un principio de la realidad que fuera acorde con las ciencias. El conocimiento de la metafísica se caracterizó  por ser a priori es decir, que deriva solo de la razón, para que se diferenciara del conocimiento posteriori, que lo hace solo de la experiencia el pensamiento moderno.

RENE DESCARTES
Para emprender su filosofía deductiva, necesita un punto de partida, una idea clara y distinta que le sirva de verdadera fuente. Es así como llega a la duda, para asegurarse aún más en la verdad que cree poseer. La duda es un medio para llegar a la verdad, y un instrumento para elaborar un filosofía sólidamente construida. Después de haberse esforzado por dudar de todo, se encuentra ante una certeza y de la que es imposible dudar: la conciencia simultanea del hecho de su pensamiento y de su propia existencia. “PIENSO, LUEGO EXISTO” “Una vez descubierto este principio comienza la reconstrucción de la filosofía basándose en tres ideas principales: La idea del yo pensante (alma), La idea de ser un perfecto infinito (DIOS), La idea de extinción (materia)”. 1



GOTTFRIED WILHELM LEIBNIZ
Leibniz, espíritu más universal de la modernidad, impulso diferentes ciencias como la matemática, la psicología, la física, las leyes entre otras. Rechaza la idea de descartes quien concibe a las sustancias materiales como la idéntica a la extensión y le da el nombre de monada, la cual es esencialmente fuerza de actividad. El número de monadas es infinito, son diferentes y se distingues según las cualidades. Además, en virtud del principio de razón Suficiente, no puede haber dos cosas idénticas porque, en este caso una de ellas sobraría y no tendría razón de existir.

DAVID HUME
Plantea el problema del origen y clasificación de las ideas. No se conocen los objetos exteriores tal como son en sí, si no las percepciones que se tienen de ellos o de los hechos de la conciencia. “El principio de causalidad es TODO LO QUE EMPIEZA HA EXISTIR DEBE TENER UNA CAUSA DE SU EXISTENCIA, no es evidente ni puede probarse Hegel afirma que la moral, debe seguirse la ciencia de las reglas para alcanzar el bien y la felicidad, mediante la práctica de la virtud. Pero el fundamento no debe buscarse en Dios, ya que no se conoce su existencia”.

EMMANUEL KANT
Es uno de los más grandes pensadores y ha influido, quizás como ningún otro, en la filosofía moderna. El principio básico de la razón está en la autonomía, en la libertad como capacidad para regirse por sus propias leyes.  A Kant le parece inaceptable que la filosofía primera, siga estancada en una disputa interminable sobre cuestiones de Dios, la libertad y la inmortalidad.
Kant considera que la filosofía debe superar dicha disputa si pretende ocupar el puesto que le corresponde en la ciencia. La filosofía no comienza sin más como metafísica comienza como teoría de la filosofía como teoría de una metafísica científica esta, exige un nuevo modo de pensar “Kant afirma que una filosofía digna es la sé que orienta hacia los problemas fundamentales del hombre en tanto que ofrece un interés racional. Este se resume en las tres preguntas: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?”

GEORGE WILHELM HEGEL
El tema filosófico es infinito y su relación con lo finito. El principio infinito y noción fundamental de la filosofía se llama el absoluto y se concibe como totalidad. El absoluto es identidad, pero no indiferencia, pues contiene dentro de sí la oposición, que se resuelve al confrontar los contrarios “Lo absoluto tiene 3 momentos de desarrollo: Lógica (la idea en si y para si), Filosofía natural (la idea fuera de si), Filosofía del espíritu (la idea dentro de si)” 4.

ARTHUR SCHOPENHAUER
Su filosofía parte de Kant, y de su doble concepción del mundo del universo desarrolla como primer aspecto la representación, así: “EL MUNDO ES MI REPRESENTACION”. «Nadie puede salirse de sí mismo para identificarse directamente con las cosas distintas a él; todo aquello de que se tiene conocimiento cierto e inmediato se encuentra dentro de su conciencia
Este principio resulta para él, verdad evidente a priori, expresa la forma de la experiencia.

ACTIVIDAD # 4
Evaluación escrita de los temas desarrollados hasta el momento.

LA ONTOLOGIA EN LOS FILÓSOFOS MEDIEVALES


LA ONTOLOGIA EN LOS FILÓSOFOS MEDIEVALES

Se denomina Filosofía Medieval a la filosofía dada en Europa y el Oriente Medio durante el período conocido como Edad Media, periodo que se extiende desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V d. C. hasta el descubrimiento de América en el año 1492 d.C.
Los nominalistas, al contrario, consideraban los universales como irreales y abstracciones del pensamiento, pues para ellos pensar en la realidad de los universales era limitar la inteligencia y el poder de Dios. El principal nominalista fue Guillermo de Ockham, quien considero a los universales como meros instrumentos del lenguaje que tomaban el lugar de las cosa cuando se hablaba de ellas. Lo universal eran simples términos para designar las cosas.
AGUSTIN DE HIPONA  fue considerado uno de los más grandes filósofos cristianos más importantes de los todos tiempos, nació en el año 354 en la ciudad de Tagaste, (hoy Argelia, en el norte de África). Su padre era pagano y su madre cristiana, “Entre los quince y los treinta años convivió con una mujer con la que tuvo un hijo (Adeodato) en el 372. Ya distanciado del maniqueísmo, marchó a Roma, donde trabajó como maestro de Retórica. Allí entró en contacto con el escepticismo de la Academia de su tiempo y con el epicureísmo.  Se trasladó luego a Milán, donde comenzó a frecuentar las homilías del obispo Ambrosio (luego san Ambrosio), para deleitarse y aprender de su afamada retórica. Leyó por esta época las Enéadas de Plotino y comprendió que más allá de este mundo material había otro ideal y que, contra lo que afirmaban los maniqueos, Dios debía ser inmaterial.”
JUAN ESCOTO ERIÚGENA  (810-877) dice que Dios lo es todo cuando verdaderamente lo es. Ya que él hace todas las cosas, "como dice san Dionisio el Areopagita". La bondad divina se difunde progresivamente a través del universo de la creación, Esto tiene el sonido de una doctrina panteísta de tipo emanativo; pero Juan Escoto mantiene igualmente que la bondad divina creó todas las cosas a partir de la nada, “Él explica que 'ex-nihilo' no supone la preexistencia de material alguno, formado o informe, al que pudiera llamarse 'nihil'; 'nihil' significa más bien la negación o ausencia de toda esencia o substancia, y de todas las cosas que han sido creadas.  El Creador no hizo el mundo 'ex aliquo', sino 'de omninonihilo'.  También aquí, pues, el Eriúgena trata de combinar la doctrina cristiana de la creación y de la relación de las criaturas a Dios con la filosofía emanacionista neoplatónica, y esa tentativa de combinación es lo que da razón a la diferencia de interpretaciones, según se considere como más fundamental uno u otro, de los dos elementos de su pensamiento.”
AVERROES Nació en la ciudad de Córdoba (España) en el año 1126. Es considerado por muchas personas como el más importante filósofo árabe de la Edad Media. Sus conocimientos eran tan extensos a todos los campos de la sabiduría como: Filosofía, Teología, Derecho, Matemática, Astronomía, Física, Medicina, Poesía. Entre otros. Fue juez  y médico  de la corte.  Las intrigas de sus adversarios le valieron el exilio. Murió en Marruecos en el año 1198.
“Su producción literaria gira en torno a Aristóteles, lo que le mereció el título de "El Comentador de Aristóteles". Sus obras son, en su gran mayoría, comentarios, explicaciones y críticas de interpretaciones de filósofos anteriores, como Avicena, de las obras del estagirita. Pretende con ello devolver a la filosofía aristotélica su pureza, que había sido opacada por interpretaciones cargadas de platonismo.  Averroes  sabía que esta tarea no le resultaría fácil porque devolver al aristotelismo su pureza era dejar al descubierto afirmaciones muy difíciles de conciliar con la fe.”

TOMAS DE AQUINO Fue Hijo de Landolfo, conde de Aquino, Tomás, Fue el filósofo escolástico de mayor trascendencia en la historia de la filosofía y uno de los más importantes filósofos cristianos de todos los tiempos. Nació en Roccasecca (cerca de Aquino, Italia) en 1224. “Luego de hacer sus primeros estudios en el monasterio benedictino de Monte Cassino y en la Universidad de Nápoles, ingresó con veinte años de edad a la orden dominica. Por ese entonces falleció su padre y su madre, que no aceptaba que su hijo ingresase en una orden mendicante, lo encerró en el castillo de la familia con el fin de hacerlo desistir de su decisión. Pero luego de más de un año, habiendo comprendido que no lograría su propósito, lo dejó marchar a París para continuar con su formación religiosa. Allí estudió con Alberto Magno. En 1248 se trasladó a Colonia (Alemania) siguiendo a su maestro.”  La filosofía medieval o Escolástica es teología, es decir, conocimiento de Dios y de lo que Dios ha creado. Dentro de esta se distinguen 3 periodos:
Periodo de formación: A partir de Dios surgen todas las demás realidades, de más perfectas a menos perfectas. Después de Dios, se sitúan la Inteligencia, el Alma y la Materia.
Periodo de apogeo: En este periodo se empieza a distinguir entre fe y razón y se introduce el pensamiento aristotélico a través de los filósofos árabes, sobretodo de Averroes.
Periodo de decadencia: Queriendo colocar a las verdades de fe más allá de toda prueba racional, se completa la separación entre fe y razón, y termina en el empirismo.
ACTIVIDAD # 3
1. Elabore un mapa conceptual o mental de la guía a tratar “LA ONTOLOGIA EN LOS FILÓSOFOS MEDIEVALES”
2. ¿Cómo se llamó el primer nominalista?
3. ¿Cuáles son las corrientes contrarias destacadas en la época medieval?
4. Buscar las  palabras resaltadas y  desconocidas en el documento  y dar su significado
5. Solucionar la sopa de letras

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